Hace años quizás este artículo era imposible de escribir e incluso de pensar. Y no lo niego. Pero todo cambia. Y es que ahora mismo hacer grafiti se ha convertido en todo un arte. Nada tiene que ver con las gamberradas urbanas que se hacían hace años en las calles. Ahora hay verdaderos artistas que saben hacer obras de artes.
Pues bien, una de mis aficiones favorita es la de fotografiar grafitis. Como te digo, es cierto que hace años estaba relegado por su origen callejero, pero ahora mismo el grafiti ha evolucionado hasta convertirse en una de las formas de expresión favorita del arte contemporáneo.
Lo que hago es hacer fotos porque esto permite conservar su fugaz existencia, pues muchos grafitis son efímeros por naturaleza, pero también me sirve para resaltar detalles, texturas y mensajes que a simple vista pueden pasar desapercibidos. Hace tiempo escuche una cita que me pareció maravillosa y que yo ahora uso siempre: “En las calles, el arte no duerme, y la cámara siempre tiene algo nuevo que contar”. Y es así.
Yo nunca pensaba que el grafiti fuera tan agradecido para la fotografía, pero la verdad es que sí que lo es. Quizás por su capacidad de transformar muros grises en lienzos vivos y narrativos. Como he podido saber estos murales no siguen reglas establecidas. Aquí lo bueno es que cada trazo suele llevar una carga emocional, social o política.
A diferencia del arte de galería, aquí la luz natural, las texturas del cemento, la ubicación del mural y el entorno urbano se convierten en parte de la composición. Es como se fuera su lienzo, y esto es una pasada. En mi caso, fotografiar grafitis es algo que me encanta y me reconforta. Por eso, capturarlos con una cámara puede ser un todo un reto y, a la vez, un proceso artístico satisfactorio, que te dejará muy buen sabor de boca.
Yo he notado que ha evolucionado mucho, incluso en los materiales. Como nos indican desde Arte Spray ahora hay pistolas de pintura que son muy efectivas, para profesionales y para nuevos en estas lides.
La verdad es que el grafiti presenta ahora mismo desafíos técnicos que lo hacen muy atractivo para fotógrafos. Se pueden buscar ángulos complejos, juegos de luz y sombra, superficies irregulares o la interacción con transeúntes. Todo eso obliga a quien lo fotografía a pensar más allá de una simple toma, la verdad es que es una gozada.
Lugares donde hacer las mejores fotos
España es un país que vibra con el arte urbano y tiene grandes lugares para hacer fotos de obras de arte. Aquí tenemos desde grandes murales hasta pequeños «tags» escondidos en callejones.
Uno de los lugares que más me gusta fotografiar es Lavapiés, en Madrid. Este barrio multicultural acoge el festival CALLE, donde cada año los artistas decoran persianas, fachadas y muros. Por eso, caminar por esta zona de Madrid es como recorrer una galería a cielo abierto, con la ventaja de poder capturar la vida del barrio mezclándose con el arte. Es muy recomendable.
Por supuesto, otro epicentro del grafiti en España es Barcelona, concretamente el barrio del Raval y el Poblenou. Aquí destaca el proyecto Openwalls que ha dado vida a enormes murales que combinan el arte urbano con la regeneración de espacios industriales, seguro que lo has visto en muchos reportajes. El contraste entre las fábricas abandonadas y los colores vivos de los murales es ideal para fotógrafos que buscan composiciones llenas de fuerza.
En el norte de España también hay muy buenos grafitis. En mi último viaje fui a Oviedo y la verdad es que me sorprendió mucho su Ruta de los Murales, una iniciativa que ha convertido esta ciudad asturiana en un referente del arte urbano.
Por su parte, también en Vitoria-Gasteiz ha apostado por un enfoque más institucional con su Itinerario Muralístico, donde los grafitis cuentan historias vecinales.
Y no nos podemos olvidar de Valencia, concretamente en el barrio de El Carmen, donde hay todo un un crisol de estilo. Aquí puedes encontrar desde arte figurativo hasta abstracciones, pasando por intervenciones críticas y humorísticas. Una gozada para los amantes de la cámara de fotos.
Lo que tengo claro es que para mí fotografiar grafitis es mucho más que documentar arte urbano. Es una forma de conectar con las ciudades, con su gente, con sus luchas y sueños, y de conocerla mejor para hacerte uno más.