Cuando te metes de lleno en el mundo del LARP (Live Action Role-Playing), una de las partes más emocionantes y también más personales es la elección del equipo. Y es que no se trata simplemente de disfrazarse, sino de construir una identidad que pueda caminar, hablar, luchar y convivir con el entorno que le rodea. Comprar un equipo medieval no es tan sencillo como elegir una camiseta y unos vaqueros, porque aquí entran en juego factores como la funcionalidad, la coherencia histórica o fantástica del personaje y, por supuesto, el presupuesto del que dispongas.
Define tu personaje antes de mirar precios.
El primer error de muchos principiantes es lanzarse a comprar cosas sin haber decidido realmente quién quieren ser. ¿Vas a interpretar a un mercenario vagabundo o a una hechicera de alta alcurnia? ¿Eres parte de una orden de caballería o formas parte de una tribu del bosque? Las decisiones que tomes sobre el trasfondo, la época, el estilo cultural e incluso la personalidad del personaje van a determinar por completo qué tipo de vestimenta y accesorios deberías buscar.
Imagina que decides ser un monje viajero: no tendría sentido que llevaras una espada bastarda a la espalda ni una armadura de placas. En cambio, una túnica con capucha, un bastón de madera y un par de sandalias gastadas te darán mucha más coherencia visual y narrativa.
La ropa base: más importante de lo que parece.
Mucha gente tiende a centrarse en lo llamativo (armaduras, armas, capas…) y olvida que la ropa básica es la que va a estar más en contacto con el cuerpo, la que se verá durante la mayor parte del evento y la que más influirá en tu comodidad. Una camisa de lino, unos pantalones con cordones y un jubón sencillo son el punto de partida ideal para casi cualquier tipo de personaje.
Y aquí viene lo interesante: muchas combinaciones de ropa base pueden servirte para distintos personajes. Un pantalón ancho y una camisa neutra podrían valer tanto para un ladrón como para un herbolario o un aprendiz de mago. De este modo, puedes ir ampliando tu vestuario sin necesidad de cambiarlo todo desde cero.
Materiales: cuero, lino, algodón y metal… pero con cabeza.
Cada material tiene sus ventajas y sus pegas. El lino y el algodón son transpirables, ligeros y realistas para la mayoría de personajes. El cuero aporta presencia y protege ligeramente, pero puede resultar caluroso y caro. El metal, por su parte, da espectacularidad y realismo, aunque su peso, precio y mantenimiento lo hacen poco recomendable para principiantes.
Si te interesa un personaje que tenga contacto con la batalla, quizás lo más sensato sea empezar con protecciones de cuero endurecido, que imitan visualmente a la armadura metálica, pero son mucho más manejables y suelen estar mejor adaptadas a los cuerpos actuales.
El calzado: el gran olvidado que arruina personajes.
Puedes tener el equipo más impresionante de todo el evento, pero si llevas unas zapatillas deportivas blancas brillando bajo tus pantalones, todo se viene abajo. El calzado medieval no tiene por qué ser incómodo: hay botas de cuero blando con suela de goma disimulada que son aptas para caminar horas sin que se te destrocen los pies.
También puedes encontrar fundas o “spats” que se colocan encima de tus zapatos actuales para darles una apariencia más rústica. No son la opción más inmersiva, pero te pueden salvar si estás empezando y aún no quieres invertir en unas botas hechas a mano.
Armas y escudos: no todo vale.
Aquí es fácil dejarse llevar por la estética. Sí, una espada larga de doble filo con empuñadura ornamentada queda espectacular, pero ¿es práctica para el tipo de combate que se realiza en tu evento de LARP? ¿Está permitida? ¿Sabes cómo manejarla sin hacerte daño ni a ti ni a los demás?
Las armas de LARP suelen estar hechas de espuma con núcleo de fibra o carbono, diseñadas para resistir golpes sin causar lesiones. Es fundamental que estén homologadas para el evento al que vayas. En algunos casos se permite el látex, en otros el poliuretano expandido, y en casi todos hay normas específicas sobre el peso, la rigidez y los materiales del alma interior.
Si tu personaje es más bien pacífico o no está pensado para el combate, también hay opciones como dagas ceremoniales, bastones de hechicería, libros falsos o incluso instrumentos musicales.
Complementos: el alma del personaje está en los detalles.
Un cinturón bien elegido con algunas bolsas de cuero, un colgante con un símbolo extraño, una venda en el brazo, una carta de tarot metida en una solapa… Estos pequeños elementos dicen mucho sin necesidad de diálogo. Y no hace falta que gastes mucho para conseguirlos. Muchos complementos pueden encontrarse en mercadillos, ferias o incluso tiendas de artesanía.
Eso sí, cuidado con abusar. Si te llenas de trastos que no pegan entre sí o que dificultan tu movilidad, acabarás pasándolo mal y tu personaje perderá credibilidad. Intenta que cada objeto tenga una función narrativa o práctica.
La coherencia estética: el hilo invisible que lo une todo.
Uno de los errores más comunes es mezclar piezas que no tienen nada que ver entre sí. Una túnica celta con una espada japonesa, un escudo vikingo con una armadura gótica… Puede funcionar si tu personaje es un viajero que ha ido recopilando objetos, pero en general, cuanto más cohesivo sea tu conjunto, más verosímil será tu interpretación.
Elegir una paleta de colores y atenerte a ella es un buen truco. Si todo tu equipo se mueve en tonos tierra, madera y cuero, cualquier pieza nueva que incorpores dentro de esos tonos quedará bien. También puedes aplicar esto a los materiales: personajes rústicos usarán más lana y cuerda, mientras que los nobles llevarán brocados, terciopelos o adornos metálicos.
Los kits de inicio: una forma rápida y práctica de empezar.
Si te sientes un poco perdido o no sabes por dónde tirar, existen packs pensados específicamente para principiantes que contienen un atuendo completo con ropa base, accesorios y a veces incluso armas decorativas. Estos kits te permiten empezar con algo decente sin quebrarte mucho la cabeza.
Desde La Torre de Marfil, por ejemplo, recomiendan empezar por conjuntos versátiles que sirvan para varios estilos, de forma que puedas adaptarlos según evolucione tu personaje o cambies de ambientación. Además, destacan la importancia de que los productos estén seleccionados pensando en la durabilidad y comodidad, algo que agradecerás tras cinco horas de actividad continua.
Personalización: cuando el equipo empieza a ser tuyo de verdad.
Una vez que ya tienes las piezas básicas, es el momento de meterle mano y dejar tu sello. Puedes envejecer telas para que parezcan gastadas, coser adornos, añadir bordados o pintar escudos con el emblema de tu facción. Este tipo de personalizaciones no solo hacen que tu equipo destaque, reforzará la historia de tu personaje.
¿Tu túnica tiene una quemadura? Quizá fue víctima de un hechizo. ¿Tu espada está oxidada en el pomo? Tal vez estuviste años exiliado en una isla. Todo detalle visual puede ser una excusa para enriquecer la narrativa y conectar mejor con otros jugadores.
Errores comunes y cómo evitarlos sin frustrarse.
Es muy fácil dejarse llevar por la estética sin pensar en la funcionalidad. Acabas comprando un casco espectacular que te impide oír bien, o una túnica arrastrada que acaba siempre pisoteada. O te emocionas comprando una coraza de metal y descubres que no puedes ni sentarte a comer con ella puesta.
El truco está en probarlo todo antes del evento y moverte durante un buen rato con el equipo completo. Sube escaleras, siéntate, camina rápido, agáchate. Así sabrás si te roza algo, si se mueve demasiado o si necesitas reforzar una costura.
La importancia de preguntar y compartir experiencias.
En la comunidad LARP hay muchísima gente con experiencia que está encantada de ayudar. No tengas reparo en preguntar en foros, grupos de Telegram, Discord o redes sociales. Muchas veces alguien te avisa de un detalle que te habría pasado por alto: un tipo de cinturón que no se suelta al correr, un tipo de tela que se seca rápido si llueve…
Además, compartir tus avances, tus pruebas de vestuario o tus ideas para el personaje puede abrirte la puerta a colaboraciones y tramas conjuntas dentro del evento.
El presupuesto manda, pero la creatividad compensa.
Montarte un personaje increíble no tiene por qué dejarte la cuenta tiritando: puedes reutilizar ropa vieja, fabricar algunos elementos tú mismo o aprovechar materiales baratos con un poco de maña. Un trozo de lino bien teñido puede convertirse en una bufanda, una cinta para el pelo, un fajín o incluso una capa improvisada.
También puedes comprar piezas básicas y luego ir mejorándolas con el tiempo. Un jubón sin adornos puede convertirse en algo espectacular si le coses unos bordes dorados o le bordas un símbolo mágico en la espalda. Aquí la creatividad juega un papel tan importante como la cartera.
Tiempo, cuidado y pasión: los ingredientes del buen equipo.
Tu equipo ideal no va a salir entero de una tienda ni va a estar completo en tu primer evento. Se trata de construirlo poco a poco, conforme tú también creces dentro del hobby. Cada pieza nueva que consigas, cada modificación que hagas y cada decisión estética que tomes irán moldeando algo más profundo que una vestimenta: tu conexión con ese personaje que llevas dentro. Y es que, al fin y al cabo, más allá del cuero, el lino o la espuma, lo que de verdad te hace destacar en el LARP es esa mezcla de detalle, coherencia y ganas que llevas cosida al traje.