Fotografía de bodas

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Siempre que hablamos de fotografía es inevitable hablar de esos eventos donde siempre se contrata un fotógrafo. O al menos en la mayoría de los casos. Empecemos a nombrar: bodas, comuniones, fiestas patronales, bautizos, etc. Pues bien, el “agosto” del fotógrafo siempre son esos eventos y, por tanto, cuando empiezas a buscar a un profesional para contratarlo acabarás comprobando como van creciendo fotógrafos hasta de debajo de las piedras.

Si me pedís consejo a mí os mandaría a estos fotógrafos de bodas en Santander o a Luis Oliva, dos grandes fotógrafos experimentados que hacen trabajos verdaderamente originales y a precios muy competitivos. Son fotógrafos que huyen de posado, buscan la naturalidad y la creatividad captando el momento adecuado bajo la lente perfecta pero no fuerzan la pose ni, por supuesto, realizan luego miles de retoques que acaban por deformar la esencia de la imagen.

Otra fantástica opción sería Ravenous Souls, un fotógrafo cuyo trabajo realmente impacta. No es tanto lo creativas o bonitas que puedan llegar a ser sus fotografías, que también, como lo que verdaderamente transmiten. Es como cuando miras un cuadro que no te dice nada, por muy hermoso que sea, y al lado tienes un cuadro que, tal vez es menos llamativo pero que dice tanto con sus colores y sus trazos que te resulta muchísimo más interesante. Pues la fotografía de bodas de este estudio te llena exactamente por lo mismo, porque consigue transmitirte cada sentimiento, cada sensación de los fotografiados con tan sólo un flash.

Sin embargo, y lógicamente, también hay reportajes de bodas verdaderamente malos. Los peores reportajes de bodas suelen ser aquellos en los que el fotógrafo piensa que tener creatividad es sinónimo de falsificar la imagen con Photoshop y entonces salen cosas realmente ridículas.

Otra opción es hacer los reportajes tú mismo, o algún amigo aficionado a la fotografía, pero tened e cuenta que no os van a hacer un reportaje profesional y esto lo dejo claro porque no se puede pedir un favor de estas características y luego criticar el resultado.

La fotografía de boda es un trabajo duro y meticuloso que requiere estar con los cinco sentidos en alerta para no perderse ni un segundo importante (especialmente esos que suceden entre bambalinas, cuando menos lo esperamos) conocer bien a la pareja y prestar atención a los pequeños detalles con el mismo mimo que harían los familiares, amigos y personas queridas de los novios.

Personalmente creo que la opción de contar con un amigo o familiar que se dedique a fotografiar todo lo que ocurra en la boda es muy interesante, pues esa persona captara la verdadera esencia del momento. Ahora bien, nunca dejaría todo el peso en ese amigo a no ser que fuera profesional pues luego, a la larga, todos queremos tener un reportaje maravilloso que sirva como recuerdo y como memoria de un día tan especial como ese.

Algo que resulta evidente con el auge de las nuevas tecnologías y su impacto en los diferentes procesos de la boda, pero especialmente durante la organización, cuando nos formamos una idea preconcebida de cómo será ese día. Es en ese momento que se crean también las expectativas que deberán cumplirse más adelante, en el día B, cuando finalmente entren en acción todos los engranajes necesarios para pasar por el altar. Los más populares son los tablones de Pinterest, que cambiaban por completo el concepto de planificación visual, acercando a la novia cada vez más a la figura de la wedding planner, y sustituyendo los tradicionales recortes de revistas por álbumes digitales. También Instagram, una de las herramientas clave para dejarse llevar por imágenes de bodas ajenas, encontrar el perfecto florista para nuestro ramo de novias, o hacer anuncios y mantener al día a nuestros seguidores sobre los avances de la planificación.

El acercamiento entre los profesionales de la fotografía de bodas y los novios hace además que en muchos casos, los fotógrafos, pasen a ser amigos de la pareja, uno más dentro de la boda. Esto es muy positivo porque cuanta más confianza haya más fácil resultará “manejar” a los novios.

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