Víctor y yo nos conocimos hace más de 13 años cuando éramos los dos todavía estudiantes en el instituto del pueblo al que ambos acudíamos. A la primero fuimos simples amigos, pero con el paso del tiempo nuestra bonita amistad se fue transformando en un amor profundo y verdadero. Estuvimos, de hecho, viviendo juntos un tiempo, pero el año pasado decidimos sellar nuestro amor casándonos. Fue una boda intima en la que tan sólo unos pocos familiares y amigos fueron invitados. Para inmortalizar ese bonito y dulce momento, decidimos contratar los servicios de un fotógrafo profesional de Galicia, este fotógrafo de bodas en Lugo, Emilio Romanos, un experto en reportajes de bodas que trabaja también en Ourense o en cualquier otra provincia donde lo necesiten y llamen.
Optamos por contratarle después de haber visto su trabajo en la página web de su estudio en la que el denominador común de su obra era el paisaje, y ello nos encantó porque la naturaleza nos apasiona y es fundamental y vital en nuestras vidas. Pues, tanto el trabajo de Víctor como el mío están estrechamente relacionado con ello, puesto que mi esposo es agente forestal y yo técnico de Medio Ambiente para el ayuntamiento de mi pueblo. Además, la belleza de nuestra tierra donde la lluvia, el mar, los bosques, los colores y la luz ofrecen tantos matices diferentes que consiguen fundirse en el paisaje, enamora a cualquiera que la vea. ¡Aun siendo de allí y de toda la vida! A nosotros nos encanta y estamos orgullosos de vivir en una región tan llena de bellezas y leyendas.
Un lugar de ensueño para inmortalizar nuestro amor
Para inmortalizar nuestro amor, decidimos realizar el reportaje fotográfico de nuestra boda en San Cibrao, uno de los pueblos más bonitos y con mayor encanto de A Mariña Lucense. En dicho pueblo se crió mi tatarabuelo y por las historias que me contaba mi abuelo sobre él, le tengo un cariño muy especial. El pueblo en cuestión es una especie de península que se formó al acumularse la arena que unió a tierra firme una pequeña isla. En el pueblo se encuentra, además, un precioso faro situado al norte y muy bien señalizado. Siempre me gustaron los faros, no sé… son misteriosos, su arquitectura es tan peculiar… Dicen que antiguamente, el puerto de San Cibrao fue un famoso coto para los cazadores de ballenas y un refugio para navegantes. Algunos viejos del pueblo cuentan incluso también que durante las noches de luna llena y de tormenta, se vislumbran a lo lejos las almas en pena de los ahogados y condenados que fallecieron en San Cibrao. Galicia y sus múltiples leyendas e historias fabulosas…
Se dice que la construcción del faro en el pueblo surgió tras el auge en el siglo XIX de la fábrica de Sargadelos en Cuervos, un pequeño complejo industrial en el que se fabricaba loza fina, cerámicas y otro tipo de artículos más… Al intensificarse el tráfico del puerto de San Cibrao, se decidió entonces edificar un faro en el pueblo. Éste se encendió por primera vez el 30 de mayo de 1864. La linterna, de forma octogonal ofrecía una luz blanca que alcanzaba 9 millas. ¡Qué fascinantes son los faros! De siempre me han gustado. Son fabulosas atalayas que como guardianes del mar han sido testigos de naufragios y espectaculares tormentas.
Edificios increíbles que se alzan en paisajes improbables… Monumentos extraños como surgidos de la nada para escuchar el canto melancólico de alguna que otra sirena seductora. Francamente, las fotos del álbum de la boda han quedado estupendas. El trabajo realizado por el fotógrafo profesional Emilio Romanos es extraordinario. Algunas de las fotografía en blanco y negro tomadas son sencillamente asombrosas. El cielo gris y nublado de Galicia con nosotros en el faro o con éste en un segundo plano son verdaderamente auténticas obras de arte. ¡Parecen cuadros pintados! Por todo ello, y si tenéis pensado inmortalizar cualquier evento de gran importancia para vosotros, ¡os recomiendo a este profesional con los ojos cerrados!