La fotografía es un arte que va más allá del clic de la cámara. Un buen fotógrafo o fotógrafa, debe reunir ingenio, práctica, teoría y creatividad para expresar con una imagen todo lo que quiere decir. Además, la fotografía es una profesión muy valorada que, asociamos al trabajo independiente. Profesionales del sector que trabajan de forma independiente, sin tener un lugar donde hacer su trabajo con comodidad. Es algo que ha sido así desde siempre, si no se tenía un estudio o negocio, o no se trabajaba para otros, muchos fotógrafos que se iniciaban, lo hacían de forma un tanto precaria.
Por suerte, eso ha cambiado. En los últimos tiempos, la fotografía, aparte de que es un oficio que puede desarrollarse cómodamente desde cualquier lugar mínimamente adaptado, ha encontrado un lugar en el coworking. Estos centros cada vez más habituales, han concebido espacios únicos para poder desarrollar la labor creativa y profesional que implica la fotografía.
Puede parecer algo más que evidente pero para muchos, este hecho, no pasa desapercibido, porque les resulta novedoso, por lo que no hemos dudado en consultar a nuestros amigos de Centro de Negocios, que ofrecen todo tipo de servicios relacionados con el coworking y los servicios asociados. De su mano, nos hemos adentrado en el coworking diseñado para fotógrafos, para conocer sus ventajas, entre otros aspectos y poder ofreceros la información más relevante. Tanto si eres fotógrafo o fotógrafa profesional, como si solo quieres encontrar un espacio para desarrollar tu talento, encontrar un coworking de fotografía que se adapte a ti, puede ser la solución.
A nivel profesional, contar con un lugar y espacio adecuado para trabajar, resulta indispensable para la productividad, desarrollar la creatividad y alcanzar el éxito. La fotografía, dada su versatilidad, ofrece la posibilidad de trabajar desde casa, un estudio o, un coworking.
En casa o en estudio
Para poder saber cuál es la mejor opción para ejercer labores de fotógrafo, nada como conocer las ventajas y desventajas que ofrece cada una de las opciones citadas. Aunque el coworking parece la opción con mayor tendencia, no podemos obviar que son muchos los profesionales que desarrollan su actividad desde casa o un estudio. Veamos pros y contras de cada alternativa.
Como decimos, son muchos los profesionales de la fotografía que trabajan desde su casa. La fotografía digital ha facilitado esta posibilidad en gran medida. Además, en caso de necesidad, siempre existe la posibilidad de alquilar un estudio por horas.
Las ventajas que ofrece trabajar desde casa, son los costes más reducidos. No se paga alquiler adicional, ni suministros, ni transporte. Este ahorro se puede invertir en equipos fotográficos, software de edición o estrategias de marketing para atraer clientes. No se pierde tiempo en desplazamientos, tardas un segundo en estar en tu puesto de trabajo, lo que proporciona mayor flexibilidad horaria y permite adaptar la agenda laboral a las necesidades personales y familiares. Por supuesto, la comodidad, es un plus añadido: nada como trabajar dentro de un entorno propio y familiar.
Aun siendo tan ideal, trabajar desde casa, cuenta con algunos inconvenientes, como la dificultad para establecer límites entre vida personal y profesional. Esto puede pasar factura y terminar en agotamiento físico y mental, a consecuencia de la sensación de estar siempre trabajando. Las distracciones no son buenas compañeras de la creatividad. Familiares, mascotas, tareas del hogar, vecinos inoportunos… estando en casa las interrupciones son más que posibles. La tendencia es pensar que trabajar con un ordenador es como jugar videojuegos: una actividad de ocio.
En cuanto a la imagen que proporciona, es menos profesional. Recibir clientes en casa, no transmite buena impresión a muchos de ellos. Además de contar con un espacio limitado que hace que sea necesario, recurrir al alquiler de un estudio por horas en determinados momentos, con todo lo que ello conlleva.
Por otro lado, tenemos la opción de abrir un establecimiento como estudio fotográfico. En este caso, las ventajas que proporciona estar a pie de calle, aun trabajando con cita previa y a puerta cerrada, son las siguientes. Contar con espacio profesional creativo que permite personalizar el entorno, en función de sus necesidades y estilo. Para los clientes, obtienen una experiencia personalizada en un entorno que habla del fotógrafo y de cómo es su trabajo.
Contar con un estudio, permite separar lo personal de lo profesional y ser más eficiente, sobre todo debido a que no existen distracciones. La imagen profesional que proporciona es de mayor prestigio, más sólida y convincente. Además de la mayor visibilidad y ventas adicionales que se produce. Un estudio da mayor visibilidad para los clientes potenciales y permite ofrecer mayor variedad de servicios, como reportajes, copias, ampliaciones, fotos de DNI, revelado… Y por supuesto la comodidad de que el cliente venga en lugar de tener que ir con los mil accesorios fotográficos.
Ventajas tiene muchas. ¿Qué pasa con las desventajas? Lo primero son los gastos mensuales fijos que conlleva: alquiler, suministros, seguros, mantenimiento… si no hay clientela fija, puede ser complicado mantener el estudio. Sin contar las horas adicionales que requiere la gestión del estudio, su limpieza, mantenimiento y tener todo preparado para cada día. Al tiempo que se requiere mayor equipo fotográfico y supone una carga mental más.
La opción más innovadora: el coworking
Cada vez es más frecuente recurrir a los centros de trabajo para encontrar un lugar en el que trabajar cómodamente, con todo lo bueno que ofrece trabajar desde casa y las posibilidades que ofrece un estudio. Parecía imposible que esto pudiera llevarse a cabo, pero sí. Existe la combinación perfecta. Compartir espacio con otros profesionales de diferentes gremios o del mismo, beneficia porque permite ampliar la red de contactos profesionales e, incluso, trabajar para ellos o con ellos. A todos los profesionales, les viene bien una buena imagen fotográfica.
Teniendo esta opción la mesa, no podemos dejar de hacer como hemos hecho con las otras alternativas. Hablar de sus pros y sus contras. A partir de ahí, con toda la información disponible, cada uno escoge la opción que más le conviene.
Dentro de las ventajas que ofrece trabajar como fotógrafo en un coworking, podemos citar, en primer lugar, el ambiente profesional que emana. Permite separar la vida personal de la laboral, permitiendo mayor enfoque y concentración en las tareas. Como si de un estudio propio se tratara.
Al estar rodeado de otros negocios, se amplia y diversifica la red de contactos. Se producen oportunidades para colaborar con otros profesionales que pueden ser compañeros del coworking, aunque no de profesión: arquitectos, diseñadores, organizadores de eventos y todo tipo de profesionales que pueden aportar su granito de arena al negocio y viceversa.
Contar con una infraestructura adecuada, compartida y siempre a punto para su uso. Acceso a salas de reuniones, mesas, internet, zonas de descanso y, en los más específicos, es posible disponer de estudios fotográficos perfectamente equipados. Todo esto sin tener que preocuparse por gastos, limpieza o gestiones extra.
Por otro lado, entre sus desventajas, no podemos negar la evidencia: supone una serie de gastos fijos extra al mes. Más barato que un estudio, pero que puede suponer un coste elevado en función de lo que ofrezca el espacio o las necesidades profesionales. No es lo mismo contar con un espacio en un coworking genérico que uno de fotografía que ofrece todo tipo de equipos y tecnología para desarrollar la actividad.
Otro aspecto negativo, según se mire, es la limitación de la privacidad que supone, puesto que se trata de espacios compartidos. Algo que puede no ser muy adecuado a la hora de negociar o discutir con los clientes. En el caso de contratar un espacio en un coworking genérico, es común depender de horarios poco compatibles con la actividad fotográfica.
No obstante, se trata de una opción novedosa y más que adecuada. Sobre todo para aquellos fotógrafos que valoran la interacción profesional, no quieren o no pueden trabajar desde su casa y, no necesitan un estudio como los que trabajan en exterior.
En resumidas cuentas, todo depende de la etapa profesional, las necesidades y los objetivos del fotógrafo o fotógrafa en cuestión. Cada elección dependerá del momento y la situación personal de cada uno, lo importante es elegir aquello que más se adapte al negocio y funcione mejor.
Por lo que para concluir, repasaremos las tres opciones.
El trabajo desde casa, es el adecuado para comenzar la andadura profesional, o si se trata de un profesional que trabaja en el nicho de los reportajes de exterior. Contratar un espacio de coworking, es lo más ideal para los que persiguen la eficiencia fuera del hogar, aquellos que quieren ampliar su red de contactos profesionales y no quieren ataduras como las que supone tener un estudio con gastos mensuales fijos y elevados.
Optar por un estudio, es la opción para los fotógrafos que quieren hacer crecer sus ingresos, ayudándose de reportajes de estudio, artículos con acabados fotográficos como las tazas, camisetas o demás artículos, tan de moda, o servicios como fotos de DNI, ampliaciones o todo lo que se pueda ocurrir al cliente.
La fotografía es todo un arte, como decíamos al principio y, como todo arte, requiere de un espacio adecuado para su desarrollo. El más adecuado para cada fotógrafo, lo decide cada uno.