Buceando en la web del catering De Lisi los menús para la primera comunión de una de mis hijas, me quedé alucinada con lo apetitosa que parecía toda la comida, sus buenos precios y los ingredientes que usaban y, por qué no decirlo, también con lo bien tomadas que estaban las fotos de sus platos. Y es que este es un misterio y en un campo en el que como aficionada a la fotografía me gustaría saber más. Tomar una instantánea de comida no es nada sencillo, requiere de diferentes trucos, como ocurre con los catálogos del supermercado, para los que hay gente especializada en hacer ese tipo de fotos. Pues bien, desde aquí, vamos a daros unos sencillos consejos para fotografiar comida que son fruto de todo lo que yo aprendí cuando decidí llenar esta laguna de conocimiento.
El primer consejo que os podemos dar es que probéis a hacer un montón de cosas para ver qué combina mejor con aquello que queréis fotografiar. Y cuando hablamos de experimentar no nos referimos únicamente a probar con diferentes puntos de luz, sino también a hacerlo con las vajillas donde tenemos la comida, con platos más grandes o más pequeños, poniendo cubiertos a un lado o dejando únicamente el plato.
Como segundo consejo, debemos tratar el tema de la luz, de la iluminación. Lo más importante en este sentido es aprovechar la luz natural, ya que esta es la mejor de todas. Si lo hacemos durante el día, por la mañana, tendremos la fuente más completa e incluso podremos jugar a hacer sombras con ella.
También debemos buscar el lado bueno del plato. Como ocurre con los famosos, los platos tienen también un lado bueno a la hora de fotografiarlos. Decía Isabel Preysler que su exmarido Julio Iglesias conocía el suyo y a ella le dejaba el malo, y que lo descubrió una vez separados. Y es tan importante que lo sigue usando hasta ahora. Pues bien, esto sucede también con los platos de comida. Debemos ir girándolos hasta encontrar su mejor perfil, y más cuando el contenido de los mismos está conformado por diversos ingredientes.
Otra cosa que debemos procurar a la hora de hacer fotos de comida es desenfocar el fondo de la imagen, ya que lo interesante, aquello en lo que queremos centrar la atención del observador, es lo que está en el plato en el centro. Por este mismo sentido es conveniente no atiborrar los platos de acompañamiento, como ensalada o patatas fritas, porque eso desviaría la atención del ingrediente principal.
Por supuesto, a la hora de fotografiar el plato debemos tener también el mismo cuidado que cuando lo presentamos, es decir, no quedan bien los bordes del plato pringados o con restos de salsa o incluso con los dedos marcados de cogerlo para moverlo. En este sentido, lo que a mí más me gusta es, una vez rematada la comida, ponerla con cuidado sobre una pieza de pizarra, ya que aquí queda una imagen más sobria y más limpia y parece que la propia pizarra hace la sombra necesaria para que la luz se centre sobre la comida.
En cuanto al plano, debemos evitar las imágenes tomadas desde una perspectiva cenital. De hecho, si nos paramos a pensar en imágenes de anuncios, pocas o ninguna habremos visto así. Y es que este plano anula totalmente los volúmenes de la comida y la deja como si fuera totalmente llana o plana.
Repite siempre que no estés conforme
El último consejo es el más simple de todos y vale para la fotografía pero también para casi todas las cosas de la vida. Y es que si no estás conforme con el resultado que has obtenido, lo más práctico es que directamente repitas la fotografía. Además, en la época de lo digital en la que vivimos ya no hay carretes fotográficos (una de las razones por las que llegó la quiebra a la Kodak) y resulta totalmente gratuito repetir las fotos y después escoger la que mejor haya salida para quedarnos satisfechos.